| |||||
ACTO
PRIMERO ABRE
DE NEGRO: EXT.
CAMPAMENTO - NOCHE El
fuego es pequeño, y las pieles ya están colocadas. Xena está
sentada sobre un tronco arrojando palos al fuego, mientras Gabrielle da
los últimos toques a dos tazas de té. Levantándose, se aproxima a
Xena y le alcanza una de las jarras; después se sienta a su lado. GABRIELLE ¿Estás
bien? Xena
toma un sorbo de té. XENA Sí. Traga
de nuevo. XENA (continúa) ¿Cariño? GABRIELLE (sonriendo) ¿Sí, querida?
Xena
mueve los ojos. XENA Cariño. El
té. GABRIELLE Mi
madre siempre decía que
era bueno cuando algo te preocupaba. XENA ¿Te
preocupa algo? Gabrielle
lanza una mirada mordaz a Xena. XENA (continúa,
con más énfasis) Estoy
bien. GABRIELLE Mmm. XENA Sí. Gabrielle
golpea a Xena con su hombro. XENA (continúa,
en voz baja) En
la mayor parte. Ocultando
cuidadosamente su expresión triunfante, Gabrielle observa de cerca a Xena. GABRIELLE No
creo que ese granjero se riera
de tu respuesta, Xena. Simplemente
estaba... sorprendido, supongo. Xena
lanza a Gabrielle una mirada del tipo “¿crees que no lo sé?”, y
Gabrielle traga. Xena suspira. XENA Hace
ya mucho tiempo desde que
pensé en cómo llegué a esto. Levanta
su chakram y lo gira de lado a lado. Su resplandeciente metal toma la luz
del fuego, arrojando diminutas chispas. Realmente es una hermosa arma,
pero todo lo que puede ver Xena es horror. XENA (continúa) No
fue una época muy
agradable para mí. Gabrielle
coloca una mano sobre la de Xena y la aprieta dulcemente. Xena le
devuelve una media sonrisa y estira la mano. Gabrielle se acurruca. GABRIELLE ¿Otra
historia para compartir? Te
hará sentir mejor... Sacarlo
fuera, quiero decir. XENA Tal vez.
Mira
fijamente al fuego. CORTE
A: EXT.
LLANURAS ESTEPARIAS - DÍA - PASADO Xena,
con su “sombrero de monedas", traje y pieles, y montando un caballo
de manchas marrones y blancas, galopa por la llanura llena de hierba,
seguida de alrededor de cincuenta hombres. XENA (presente
– voz en off) Fue
en algún momento después de regresar de
China. Borias y yo habíamos reunido otro
ejército. Fue bastante sencillo, pero teníamos otra diferencia de opiniones.
CORTE
A: INT.
YURT - ANOCHECER - PASADO Xena y Borias discuten.
Borias alza la mano para abofetear a Xena y Xena se la agarra torciéndosela
por detrás de la espalda, lo sujeta contra ella y le susurra algo en el oído.
Su cara enrojece de ira; trata de zafarse de Xena, pero no puede. XENA (continúa,
presente – voz en off) Estaba
cansado de viajar y quería quedarse cerca
de casa, atacando los mismos pueblos que
había atacado docenas de veces anteriormente. Yo
había oído de la existencia de varios pueblos más allá, al norte, que
sólo estaban esperando ser atacados. El no cedía, y
entonces, decidí dividir el ejercito: la mitad de ellos vinieron conmigo
y el resto se quedó con él. Podía saquear la tierra
si quería. Yo buscaba algo mucho más grande.
CORTE
A: EXT.
LLANURAS ESTEPARIAS - ANOCHECER - PASADO Xena
y sus hombres cabalgan por las estepas. El terreno tiene más colinas y por aquí
y allá, pequeños grupos de árboles parecen resguardarse del viento, siempre
presente. Repentinamente,
sobre las colinas, un inmenso ejército montado, fácilmente cuatro veces más
grande que el de Xena, aparece. Los
hombres usan armaduras idénticas con cascos de metal, y montan sobre grandes y
rápidos caballos. Cada uno lleva una espada ligera y un arco pesado, y varios
cargan lanzas con puntas crueles y portan banderas sedosas de guerra que ondean
en la brisa. Una vez que los hombres
de Xena ven el ejército les entra pánico y sus caballos corcovean y giran.
SOLDADO ¡Es
Khan! SOLDADO
#2 ¡Huyan!
¡¡Huyan!! SOLDADO
#3 ¡Salgamos
de aquí! ¡Es
Khan! SOLDADO
#4 ¡Es
el gran Khan! ¡Sálvanos
Zeus! Xena
saca su espada y se alza sobre sus estribos. XENA (gritando) ¡Mantengan
la posición! ¡Cualquier hombre
que huya morirá por mi mano!
Esta amenaza convence
aproximadamente a tres cuartas partes del ejército para quedarse al lado de
Xena. Los demás, aterrorizados, tratan de huir y son despachados por el ejército
que se aproxima. CORTE
A: EXT.
CAMPAMENTO - NOCHE - PRESENTE Gabrielle
mira a Xena interrogativamente. GABRIELLE ¿Khan?
XENA (severamente) Genghis
Khan, de los Mongoles. El guerrero
más poderoso que el mundo haya
visto. Sus hombres peleaban por la
oportunidad de servirlo y la cantidad de terreno
que había conquistado, hacía que Grecia pareciese
un estanque comparado al mar. GABRIELLE Uau. XENA Sí.
Claro que él no estuvo allí ese día. Sólo
era una parte pequeña de su ejército, pero
era más que un simple combate para nosotros. Bajaron
de las colinas como una intensa ola matando
a más de la mitad de mí ejercito antes de
que nos pudiéramos defender. CORTE
A: EXT.
ESTEPAS - ANOCHECER - PASADO El
gran ejercito rodea los restos del ejército de Xena, con sus caballos
cabalgando en vertiginosos círculos, a la par que lanzan flechas hacia el
interior del mismo haciendo caer hombre tras hombre. Xena pelea lo mejor que
puede, usando su espada para desarmar y luego matar a los soldados enemigos.
Pero aún con toda su ferocidad sólo es una mujer, y apenas hace mella en
la horda que la rodea. El círculo de caballos se cierra poco a poco y más
de sus hombres caen. Ella
ve una lanza venir hacia ella y la agarra, desmonta a su propietario y usa
la punta roma para barrer a más hombres de sus caballos. Esto produce una
abertura en el círculo por la que insta a su caballo a pasar. XENA ¡Síganme!
¡¡¡YAH!!! Sólo quedan diez
hombres de su ejército para poder huir. Docenas de flechas reducen ese número
a la mitad antes de que puedan dar tres zancadas fuera del círculo que rápidamente
se descompone. Ella
se da la vuelta y usa la lanza para esquivar la lluvia de flechas que se
dirigen hacia ella; entonces la toma del otro lado y la lanza con todas sus
fuerzas, empalando a un soldado y a su amigo que había saltado detrás de
él. Otro
grupo de flechas se acerca, demasiado bajo para que pueda tratar de pararlo:
su caballo relincha y cae sobre ella herido mortalmente. Salta antes
de ser aplastada y empieza a correr lo más rápido que puede, esperando en
cualquier momento sentir las flechas penetrar su columna. CORTE
A: EXT.
CAMPAMENTO - NOCHE - PRESENTE Gabrielle
continúa mirando a Xena con los ojos muy abiertos. GABRIELLE Por
los dioses… ¿Cómo?
¿Qué? Xena
sonríe débilmente y
sostiene su taza vacía. XENA Toda
esta charla es dura para
la garganta. Gabrielle
sonríe burlonamente, luego pone los ojos en blanco y mira hacia el cielo. GABRIELLE Ahora
me cree. Cuando
comienza a levantarse, Xena le da un tironcillo hacia atrás. XENA Yo
lo traeré. Gabrielle,
sonriendo, le arrebata la taza y se levanta. GABRIELLE Uh-uh.
Tú cuenta la historia que yo
mantendré aliviada
tu garganta. Es un trato justo. XENA Si
tú lo dices. GABRIELLE Yo lo digo
Gabrielle rápidamente prepara el té, le agrega una generosa porción de miel fresca y regresa con Xena que, mientras tanto, se ha levantado de su lugar en el tocón y ahora está sentada sobre las pieles con su espalda contra el ancho tronco de un árbol. Abre sus piernas, invitando en silencio a Gabrielle a que se siente entre ellas. Ella lo hace, y después de tomar un sorbo de té y dejar la taza a un lado, Xena la acerca envolviéndole la cintura con sus brazos, y apoya la barbilla sobre su suave cabello.
XENA Creía
que cada paso que daba sería el último. Estaba
enojada… Tan enojada. Borias había intentado
advertirme, pero... ¿lo escuché? Ríe
entre dientes con amargura. XENA (continúa) No. Yo
quería riqueza y poder. Él
quería seguridad. Disgustada consigo misma, sacude la cabeza y continúa mirando al fuego con los ojos entrecerrados.
CORTE
A: EXT.
ESTEPAS - ANOCHECER - PASADO Xena
corre para salvar la vida, moviéndose en zig-zag en un inútil esfuerzo por
aumentar la distancia con sus perseguidores. Avista un bosquecillo en las cercanías
y se dirige hacia él, esperando perder a su enemigo en el misterio de sus
sombras. No
había dado más de tres pasos cuando una ancha cuerda con una piedra en
cada extremo se enrolla en sus piernas haciéndola caer, y se encuentra con
que está siendo arrastrada detrás del caballo de un enorme y sonriente
mongol. Forcejea
para liberarse mientras el jinete la sube por las colinas, sobre las rocas y
sobre el grueso pasto de la pradera, pero sus esfuerzos son inútiles. Dando
ruidosos gritos de guerra, el resto de la banda los adelanta, dirigiendo su paso
hacia casa. XENA (continúa, presente-– voz en off) Había
perdido mi espada durante la lucha, pero todavía tenía unas
pocas dagas. Intenté incorporarme lo suficiente para
cortar la cuerda, pero cada vez que lo intentaba, chocábamos
contra una roca o un montículo, y caía de nuevo. Luego
olí agua y me arrastraron a través de un río antes de que pudiera prepararme
para ello. Era profundo y rocoso, y me sentía rebotar de cantal en cantal. Sentí
que mi hombro se dislocaba. Luego mi brazo se partió, pero me las arreglé para
asirme a una gran roca y mantenerme aferrada a ella con todas mis fuerzas. Quizá
él estaba muy confiado de sí mismo o pensó que yo ya estaba muerta, pero de
alguna manera la cuerda se soltó y súbitamente, yo estaba libre. Xena
levanta la cabeza e inhala profundamente, luego suelta la roca y deja que la
fuerte corriente del río la lleve aguas abajo. Varias flechas perforan el
agua a su alrededor, y una se las ingenia para alojarse en su pierna derecha,
pero ella se mantiene debajo del agua todo lo que es capaz, contando con que
la llegada de la noche la ayude a mantenerse a cubierto del enemigo. XENA (continúa, presente - voz en off) Algún
instinto me dijo que me dirigiera al banco que
acababa de cruzar, y así lo hice. Una rama de árbol colgaba
sobre el agua, me aferré a ella y tiré
de mí hacia la orilla. Las flechas volaban a
mi alrededor, pero me las arreglé para llegar detrás del
tronco de un árbol y recuperar mis fuerzas. Apretando
los dientes, Xena extrae la flecha de su pierna, y utiliza el tronco para
levantarse sobre sus pies. Tropieza, debilitada por el dolor y la pérdida
de sangre y mira a su alrededor; luego se adentra cojeando en el bosquecillo. XENA (continúa, presente - voz en off) Dejaba
un rastro que hasta un ciego podría
haber seguido, pero no pensaba en
nada salvo en intentar escapar. Llega
al borde del bosque y se detiene detrás de otro árbol, mirando con cautela
alrededor. La noche está serena y silenciosa, y ella yergue su cabeza
olfateando el aire y escuchando. Haciendo acopio de sus fuerzas, que rápidamente
se reducen, sale a campo abierto. Un soldado la ve, y ella rompe a correr,
arrastrando los pies, hacia algo que apenas vislumbra al borde de su campo
visual. CORTE
A: EXT.
TEMPLO - NOCHE - PASADO Un
pequeño templo color sangre se yergue en medio de un minúsculo claro. Xena lo
mira sorprendida pues las estructuras permanentes son raras en ese área.
Se arrastra hacia el edificio y cae dentro del templo; luego repta rápidamente
por los alrededores, intentando encontrar algún medio para defenderse de sus
perseguidores. No hay nada más que pisos desnudos. Se apoya contra una columna
y mira fijamente hacia fuera, hacia la oscura noche, esperando. Veinte
o más hombres montados entran a gran velocidad en el claro y se detienen
abruptamente. Sus caballos protestan corcoveando y relinchando, pero no se
acercan. Xena cree que puede ver miedo en los ojos de los hombres, pero descarta
la idea como un truco de su extenuada imaginación. Luego,
para su completo asombro, los hombres giran todos como uno y galopan
alejándose del templo como si los sabuesos del Tártaro les pisaran los
talones. Xena se recuesta contra la columna de piedra, incapaz de creer su buena suerte.
Sus
heridas pueden con ella y cae inconsciente al piso. FUNDIDO
A NEGRO.
| |||||
FIN
DE PRIMER ACTO |