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ACTO
CUARTO ABRE
DE NEGRO: INT.
HABITACIÓN EN LA POSADA - FINAL DE LA TARDE Gabrielle
está sentada en una silla mirando pensativamente por la ventana. Hay
varios paquetes en la mesa junto a Gabrielle. La puerta se abre y Xena
entra, cerrando rápidamente la puerta tras de sí. Ella camina hacia la
cama y se fija en los paquetes antes de acercarse a Gabrielle. XENA Veo
que recogiste algunas hierbas…
¿y almuerzo? Gabrielle
gira en su silla y sonríe. Cuando Xena se acerca ella se pone en pie y va
en su busca. GABRIELLE Yo
no probaría el pan de nueces…
ni el aguamiel. Xena
levanta una ceja interrogante. GABRIELLE (continúa) A
menos que quieras terminar como
el resto de estos tontos
sonrientes. XENA ¿Vicus
está mezclando algo de beleño en sus obsequios?
GABRIELLE No
estoy segura. No parece eliminarse
como el beleño. Xena
inspecciona el pan de nueces y el frasco y se acerca a la mesa. XENA ¿Que
te llevó a sospechar de ellos? GABRIELLE Fui
a ver a Sela esta mañana nuevamente. Era
una mujer completamente distinta. Feliz
como una alondra y no recordaba que
no estaba contenta con el traslado a
Paraíso. Las amigas que pensaban lo mismo también
estaban ahora contentas de estar en Paraíso. XENA ¿A
lo mejor vieron la propiedad que
les fue prometida? GABRIELLE Eso
pensé al principio, pero cuando ella ni siquiera recordaba
sus preocupaciones anteriores, comencé
a observar al resto de ellas. Xena,
no hay forma de que en una noche se
produzcan tantos cambios en todos. XENA Mm
mm. Entonces, ¿qué te hizo
pensar en el pan y el aguamiel? GABRIELLE Es
lo único que todos tienen en común. O,
en todo caso, la mayoría. Me
figuré que Vicus utilizó
dos formas para drogarlos en caso que a alguien
no le gustara el aguamiel o el pan de nuez. Xena
exhibe una brillante sonrisa. XENA ¡Esa
es mi bardo! GABRIELLE Oh,
no has escuchado la
mejor parte. XENA ¿Oh? GABRIELLE Fui
a la tienda de Vicus… para conseguir
algunas provisiones XENA ¿E investigar un poco?
GABRIELLE Sip,
después de todo tuve… tengo
una buena maestra. Gabrielle
hace un guiño a Xena. GABRIELLE (continúa) Cuando
me iba, Vicus me llevó hasta
la panadería y me envió a
casa con este pequeño regalo que
pensó que tú y yo disfrutaríamos. XENA Bien,
veamos si podemos darnos cuenta
de qué están usando en esta gente. Se
sientan a la mesa y parten el pan; cada una lo examina y lo huele. GABRIELLE Huele
estupendo, pero demasiado dulzón. XENA Sí…
Creo que he olido esta sustancia
antes en China. GABRIELLE Ah,
probablemente por eso yo
no la reconozco. XENA Allá
había un viejo bajito en el mercado
que vendía todo tipo de hierbas para
usos medicinales. Dao era un verdadero maestro
preparando remedios… o venenos. Xena
toma su daga y separa algunas semillas del pan de nuez. XENA (continúa) ¿Ves
éstas? Vienen de una flor… Una
amapola si mal no recuerdo. Con ellas se hace
una droga contra el dolor muy potente, pero desafortunadamente
muy adictiva. Y esto… Levanta
algunos restos de hongo seco. XENA (continúa) Esta
sustancia es de un hongo muy especial.
Unos pocos bocados de esto y
te sentirás muy feliz. GABRIELLE ¿Hongos?
XENA Mmm,
sí. Y ese aroma dulce es
del Da Zao; ayuda a calmar el espíritu
y armonizar las características más
ásperas de los demás. Xena
hurga otro poco en el pan. XENA (continúa) Acá
hay otras cosas que no
reconozco, pero apuesto a que
todas provienen de China. Gabrielle
levanta el frasco y lo descorcha. GABRIELLE ¿Qué
dices acerca de esto? XENA Déjame
olerlo. (Pausa) Sí.
Apostaría a que también usó
la misma mezcla aquí. GABRIELLE Entonces,
¿cuál es el plan? FUNDE
A: INT.
HABITACIÓN EN LA POSADA - NOCHE Xena
aviva el fuego en el hogar y luego mira por la ventana. XENA Es
hora de partir. Xena
apaga la vela que está sobre la mesa y mira por la ventana, revisa las
sombras en busca de movimiento y avista a varios hombres de Vicus
vigilando la posada. XENA (continúa) Toma
el pan de nuez y el frasco y
escabullámonos por la ventana. Tenemos compañía allí afuera.
GABRIELLE ¿Quieres
perderlos? XENA No,
prefiero saber dónde están. Así
que dejémoslos seguirnos. Salen
silenciosamente por la ventana, atraviesan el techo de la posada y saltan
sobre la pila de heno del granero. XENA (continúa) Arroja
esa cosa hacia la pila
de estiércol, Gabrielle. GABRIELLE ¡Perfecto! XENA Ahora,
veamos lo que planea Vicus con
los recién llegados. CORTE
A: INT.
HERBORISTERÍA - NOCHE Xena
y Gabrielle entran por una ventana en la parte posterior. XENA (continúa,
murmurando) Los
barrotes de las ventanas no
son muy seguros. Se
mueven silenciosamente a través de la tienda, examinando el contenido de
varias jarras y contenedores en las repisas, y reconociendo los artículos
usuales que se encuentran en dichos negocios. GABRIELLE Nada
inusual aquí. Xena
se desplaza al escritorio de Vicus, recoge una pila de pergaminos y los
revisa rápidamente. XENA Ya
estamos progresando. Xena
entrega la pila a Gabrielle. GABRIELLE Ah, este tipo es muy astuto.
XENA Sí,
se consiguió un jugoso
negocio en este lugar. GABRIELLE Los
trae aquí ofreciendo un bajo precio por
el terreno y las tiendas, después los exprime cada
mes hasta dejarlos sin nada. Ellos nunca saben
lo que ocurre ya que les pone droga
diariamente en el aguamiel y el pan. XENA Veamos
que más podemos
averiguar. Continúan
explorando la tienda. GABRIELLE Xena,
ven aquí. Hay un armario cerrado
con llave en este lugar. Xena
camina hacia el armario y lo abre con su daga. XENA Patético. Gabrielle
abre la puerta y ven un anaquel repleto de jarras marcadas con símbolos
chinos. GABRIELLE ¡Vaya!
Aquí hay suficiente material para
mantener drogada a la gente para siempre. Xena se da la vuelta y atrapa una flecha antes de que alcance a Gabrielle. Entonces lanza su chakram golpeando un caldero, el cual se calienta sobre una pequeña hoguera en el centro del cuarto y luego tuerce un soporte de antorcha. Entonces vuelve a rebotar en un morillo de la chimenea y vuela hacia la ballesta rompiéndola en pedazos antes de regresar a su mano. Xena encara a Vicus.
Vicus
arroja los residuos de la ballesta que quedaron en sus manos. XENA ¡Vicus! Qué
alegría que decidas
acompañarnos. Vicus
desenvaina su espada, apuntando a Xena y Gabrielle. XENA (continúa) Ten
cuidado de dónde apuntas con esa cosa, a menos de que pretendas utilizarla.
VICUS Oh,
sí que pretendo usarla. XENA Vale,
muy bien. No digas que no te
lo advertí. Por cierto, qué buena actuación
has realizado aquí. VICUS Gracias. XENA Y
bien. ¿Qué le ocurrió realmente
al panadero? VICUS Me
atrapó añadiendo mis ingredientes especiales
a su harina una noche. XENA ¿E
intentó detenerte? VICUS Bueno,
no estaba en su mejor forma física para
poder detenerme. Estaba un poco pasado
de peso por probar todas sus golosinas. GABRIELLE Bueno,
alguien tiene que detenerte así que, bien podríamos ser nosotras.
VICUS Ah,
no pretendo permitir que
ninguna de vosotras me detenga. XENA ¿De
verdad? ¿Y tú sólo? VICUS No,
no soy tonto, Xena. Estábamos
esperándote. La
puerta de acceso a la panadería se abre y tres de los guardias de Vicus
entran con sus espadas listas. Al mismo tiempo tres guardias más, entran
por la puerta trasera blandiendo sus espadas salvajemente. XENA Aw,
Vicus, me has decepcionado. Pensé
que, por lo menos, pelearías con
nosotras en una batalla limpia. VICUS Esto
es justo, Xena… Mi
tipo de justicia. XENA Tsk,
tsk… No, Vicus. ¡Vas a necesitar muchos
más hombres que estos para tener
una pelea justa! ¡¡¡¡Aiyiyiyiiyiyiyi!!!! Xena
lanza su aterrador grito de guerra y hace una pirueta, para aterrizar en
medio de la habitación frente a Vicus y los otros tres guardias. Mientras
gira, saca su espada y toma a uno de los hombres que había entrado por la
parte de atrás, desarmándolo limpiamente. Mientras ellos tratan
precipitadamente de volver al ataque, Gabrielle se adelanta, saca sus sais
y los enfrenta, enlazando sus
armas con las espadas de los dos guardias por los bordes y pateando al
guardia del centro, que pierde el equilibrio, y cae atravesando la puerta
de la panadería. Choca
contra una estantería que contiene barriles de harina que caen sobre su
cabeza, dejándolo sin sentido instantáneamente y cubriéndolo con harina
de pies a cabeza. VICUS ¡Atrapadlas! Vicus
y los otros guardias se mueven para atacar. Xena salta en el aire una vez
más y se agarra de una viga transversal con su mano libre, mientras que
su espada conecta con los brazos armados de los dos guardias. Ellos caen
al suelo sosteniéndose sus miembros heridos. Vicus
y los guardias restantes miran como Xena salta con elegancia desde la viga
hacia el suelo, junto a la boca del fuego y el caldero. El guardia se
acerca cautelosamente desde su derecha y Vicus desde la izquierda. XENA Entonces,
Vicus, ¿qué pasará cuando
la gente no consiga su droga
diaria? VICUS Eso
no pasará, Xena. XENA No
estaría tan seguro. Y,
ellos no van a estar muy contentos
contigo mientras experimentan su
abstinencia. Yo he visto ese tipo de
cosas en Chin y es… desagradable… Muy desagradable.
VICUS Bueno,
me imagino que entonces deberé
tenerlos abastecidos. Los
dos hombres atacan a la vez y
Xena, sin esfuerzo, intercambia golpes con sus armas. Durante todo ese
tiempo, Xena sonríe y se burla, engañándolos y conversando con Vicus. Gabrielle
fácilmente desarma a sus dos adversarios y, para terminar el esfuerzo,
golpea simultáneamente sus cabezas con la empuñadura de los sais. Las
piernas de ellos vacilan por un instante, antes de desmoronarse en un montón
en el suelo. XENA Y,
¿quién es el genio detrás de
la combinación de drogas? VICUS Quisiera
el mérito para mí, pero un
hombrecito en China me enseñó la
correcta medida. Él la usaba para ayudar
a gente que estaba deprimida. XENA Ah,
tiene que ser Dao
Chang. Vicus
toma un frasco de aceite y lo lanza a Xena.
Ella lo esquiva con su espada y lo manda hacia la cara del guardia,
haciéndolo tambalearse hacia atrás. XENA (continúa) Y
tú pensaste en darle
un mejor uso. VICUS Yo
sólo trato de mantener a
todos felices en Paraíso. XENA ¿Y
conseguir unos pocos dinares
en el proceso? VICUS Bueno…
Soy un hombre de
negocios después de todo. Xena
salta en el aire a la vez que Vicus y el guardia corren hacia ella. La
espada de Vicus se clava en el hombro de su guardia, haciendo que éste se
tambalee en dirección al fuego. El guardia se sujeta en el caldero para
evitar caer en las llamas. En
el proceso, algo del contenido tóxico salta sobre él y éste entra
corriendo y gritando en la panadería, mientras su piel se llena de
ampollas. XENA Fea
mezcla, Vicus. VICUS Sólo
un pequeño experimento. El
caldero colgado sobre el fuego, continúa balanceándose y rezumando su
mezcla tóxica. Xena se aleja de su camino justo cuando Vicus blande su
arma contra ella. En lugar de golpear a Xena, su resistente espada se
desliza entre una de las cadenas que sostienen el caldero, la rompe y el líquido
cae sobre él. Xena retrocede mientras él lanza un grito con su último
aliento. Gabrielle se acerca a Xena y juntas ven como su cuerpo se desintegra ante ellas.
XENA Le
dije que no me apuntara con la espada.
FUNDE A: EXT.
HERBORISTERÍA - MAÑANA - DOS DÍAS DESPUÉS Xena
y Gabrielle dan la bienvenida a los habitantes del pueblo a medida que
llegan a la tienda para su ración diaria de hierbas. Xena preparó un
remedio con las existencias de hierbas en la tienda de Vicus para
ayudarlos a dejar su adicción. Tessa sale de la herboristería con los
brazos cargados de bolsas. TESSA ¿Durante
cuánto tiempo tendrán que
tomar este remedio? XENA Depende
de cuánto tiempo estuvieron
tomando las drogas. GABRIELLE ¿Cómo estás Tessa?
TESSA Supongo
que bien. Todavía tengo
un dolor de cabeza muy fuerte,
pero puedo lidiar con él. GABRIELLE ¿Planeas
quedarte aquí o
volver a tu casa? TESSA Probablemente
vaya a casa por un tiempo
a ver cómo anda mamá, pero creo
que después viajaré de un lado a otro,
como ella hizo a mi edad. Xena
y Gabrielle dan un respingo al pensar en Tessa de viaje. XENA Bueno,
sólo intenta mantenerte fuera
de problemas, ¿sí? Tessa
asiente con la cabeza y le sonríe ampliamente. TESSA ¿Os
estáis volviendo muy viejas para sacarme
de apuros, como hicisteis con mamá? XENA Ni
lo menciones. GABRIELLE ¿Qué
pasará con los lugareños, Xena? ¿Crees
que volverán a la normalidad? XENA Puede
llevar algunos días, pero estoy
segura que todo volverá a la normalidad
sin muchos problemas. En
ese momento, escuchan fuertes voces provenientes del puesto del vendedor
de cuero. MARROQUINERO ¡Veinte
dinares! CLIENTE Sólo
vale diez. MARROQUINERO (con enojo) ¡Diez!
¡Vaya, no encontrarás mejor
alforja en toda Grecia! CLIENTE (airadamente) ¡Entonces
véndele tu alforja a Grecia! Gabrielle
mira a Xena, luego comienza a reírse ahogadamente. Pronto Tessa y Xena se
le unen mientras miran a los dos regatear por el precio de la alforja. XENA Ahora,
eso es lo que yo
llamo normal. GABRIELLE ¡Bueno,
era demasiado para la vida en Paraíso!
FUNDIDO A NEGRO. FIN DEL ACTO CUARTO APÉNDICE ABRE
DE NEGRO: EXT.
CIMA DE UNA COLINA CON VISTAS A PARAÍSO - MEDIA MAÑANA Xena
y Gabrielle cabalgan alejándose de Paraíso de vuelta para ver a Tara. GABRIELLE ¿Sabes?
Vicus tuvo una
buena idea. Xena
levanta una ceja de modo inquisitivo. XENA ¿Y
esa idea fue...? GABRIELLE Reunir
a los mejores artesanos en un único
lugar. Sólo piensa en todo el talento creativo que
podría colaborar y producir quién sabe
qué nuevas obras maestras. Xena
asiente con la cabeza. GABRIELLE (continúa) El
pueblo verdaderamente podría haberse vuelto una
especie de paraíso donde la gente podría
venir a comprar todo en un solo lugar. XENA Sí,
pero eso mataría el comercio en
los demás lugares afectando negativamente a
mucha gente que depende de los mercados para su ingreso de dinares.
GABRIELLE ¡Oh,
casi me olvido! Gabrielle
mete la mano en su nueva alforja, saca un paquete envuelto en tela y se lo
da a Xena. XENA ¿Qué
es esto? GABRIELLE Mientras
hacías todos los remedios de hierbas, yo
experimenté con mi nueva receta de
pan de nuez. Y tenías razón, como de costumbre.
A veces las cosas pueden ser simplemente
demasiado buenas para ser verdad. Xena
muerde el pan de nuez, mastica, luego gime suavemente. Traga y lame sus
dedos para quitar las migas de ellos, guiñando a Gabrielle. XENA Y
a veces… ¡son
mejores! FUNDIDO A NEGRO.
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DESCARGO Ninguno de los lugareños permaneció adicto a las drogas, y el remedio de Xena para el malestar producido por la falta de las mismas, se encontró más tarde inscrito en los registros médicos de Hipócrates, citándola a ella como la curandera. |